Àngels Piñol - Barcelona - 19/12/2009
El Parlamento catalán abrió ayer las puertas a que se debata en la cámara si las corridas de toros se deben prohibir o no en esta comunidad autónoma. El Pleno aprobó en una disputada votación la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de las entidades protectoras para abolir las corridas. No faltaba ni uno de los 135 diputados del hemiciclo que en medio de una gran expectación votaron en secreto: 67 a favor de la ILP y 59, en contra. Cinco se abstuvieron y cuatro, pese a ocupar sus escaños, no ejercieron su derecho. La votación permitirá discutir la modificación de un artículo de la Ley de Protección de los Animales, de 2003, que prohíbe la tortura de los mismos pero hace la salvedad con los toros.
El resultado fue acogido con abrazos, sonrisas y lágrimas por parte de los miembros de la Plataforma Prou! (¡Basta!) que han recogido 180.000 firmas contra el espectáculo taurino. "Es que hemos tenido mucha tensión estas semanas", dijo sollozando una joven de la plataforma, con los ojos enrojecidos, en medio del Salón de los Pasos Perdidos. Los grupos protaurinos observaban la escena con estupor pero, como apuntó el torero catalán Serafín Marín, el tanteo final le da esperanzas. "Pensaba que iba a ser peor", admitió el rejoneador que se vio con fuerzas renovadas para presentar batalla.
Y será reñida. Fuentes parlamentarias sostienen que hay nueve votos, entre los que se abstuvieron y los que no votaron, que pueden girar la tortilla. La ley regresará a la comisión y seguramente se votará en mayo. "Aún tenemos partido", resumió Luis Corrales, coordinador de la plataforma pro-fiesta. "El marcador está a cero", reconoce Leonardo Danselmi, de la Plataforma Prou! consciente de la dificultad de persuadir a los diputados. La luz verde a la ILP estaba en 68 escaños y los animalistas contaban con los 33 votos de la izquierda (21 de ERC y 12 de Iniciativa-Izquiera Unida) y los defensores de las corridas 17: 14 del Partido Popular y 3 de Ciutadans. El suspense estaba garantizado porque convergentes y socialistas, con 48 y 37 escaños, tenían libertad de voto. Más de la mitad se fueron a favor de las corridas.
Con ese resultado, todas las miradas se dirigieron al PSC porque entre los animalistas cundió la certeza de que sus diputados votaron casi en bloque en contra de la ILP. De hecho, el PSC, el PP y Ciudadanos presentaron una enmienda la totalidad contra la ILP. La realidad es que el debate incomodó sobremanera al presidente de la Generalitat José Montilla, que no quiere más frentes porque tiene bastante con el del Estatuto. Acudió al hemiciclo sólo a votar y lo hizo a favor de las corridas.
La sesión empezó con una exposición de la animalista Anna Mulà, que defendió la sinrazón de torturar a los animales en el siglo XXI. En su réplica, David Pérez, portavoz socialista y aficionado a los toros, defendió los derechos de las minorías taurinas en Cataluña y pidió a los diputados que no fueran ingenuos porque se trataba de un debate identitario que asocia corridas a España. "No quiero una Cataluña en la que si no eres del Barça no eres catalán: si te gusta Loquillo, eres un poco sospechoso; si te gusta Maite Martín... Y si te gustan los toros, español", exclamó.
Los grupos nacionalistas no recogieron el guante porque tanto CiU como ERC admitieron sin ambages la catalanidad de la fiesta. Josep Rull (CiU) acabó su discurso con la frase de Mahatma Ghandi de que el grado de civilización de un pueblo se mide por cómo trata a sus animales. Y el republicano Joan Puigcercós fue tajante: "Que nadie se equivoque. Este no es un debate catalán. Es universal". Rafael Luna (PP) abogó por la fiesta por tradición, Albert Rivera (Ciutadans) por la libertad y Francesc Pané (ICV), en un discurso poético, pidió su abolición por cuestión ética. Y se votó. Y el suspense se mantendrá hasta mayo.