A. MISSÉ / R. M. DE RITUERTO - Bruselas - 20/11/2009
El primer ministro belga, Herman Van Rompuy, fue elegido ayer por unanimidad por los dirigentes de los Veintisiete como primer presidente permanente del Consejo Europeo. En la misma reunión, que apenas duró dos horas y media, los jefes de Estado o de Gobierno nombraron a la británica Catherine Ashton, actual comisaria de Comercio, como jefa de la diplomacia europea, cargo que hasta ahora desempeñaba el español Javier Solana. Reino Unido apostó insistentemente por el ex primer ministro Tony Blair para presidir la Unión, con el cálculo de que, en el caso de que no fuera elegido, lograría en compensación que alguno de los otros puestos en litigio fuera para su país, como ha sucedido.
Los dos nuevos cargos han sido creados por el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor el próximo 1 de diciembre, y se encarnarán en dos personalidades que no harán sombra a ninguno de los dirigentes de los grandes países europeos.
Junto al presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, Van Rompuy y Ashton constituyen la imagen más clara de la nueva Unión Europea.
Van Rompuy, poco conocido en las instancias comunitarias, contaba con el respaldo básico de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, Nicolas Sarkozy. Un apoyo tan explícito que llegó a molestar al primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, quien ostenta la presidencia de turno de la Unión y a quien correspondía formalmente presentar a los candidatos.
La elección de Ashton sorprendió mucho más por su inexperiencia en asuntos diplomáticos. Fuentes comunitarias comentaban con cierta sorna que "los británicos querían liquidar el servicio exterior y lo han conseguido". Otros comentarios más críticos subrayaban la contradicción que supone "elegir a una persona con menos conocimientos y experiencia que Solana para un cargo con más competencias que el que actualmente desempeña Solana".
Van Rompuy sorprendió anoche con un discurso muy bien elaborado en el que explicó sus ideas sobre el cargo. Insistió mucho en la "necesidad de respeto a la diversidad, sin la cual no puede haber unidad" y se ofreció para "escuchar a todo el mundo". Definió su propio perfil como "un hombre de diálogo, unidad y acción". Aseguró que seguirá los principios que le han guiado en su vida política: "Entendimiento, respeto al adversario y respeto a los compañeros".
En la tarea de acomodación de intereses enfrentados prometió buscar en las negociaciones que "no haya derrotados". Advirtió, no obstante, que en su calidad de presidente "representaré a la UE a mi nivel y en mi capacidad". Reclama su protagonismo en política exterior.
Ashton reconoció su propia sorpresa por el nombramiento al dar cuenta de que no tenía ningún discurso preparado. Se comprometió a "hacerlo lo mejor que pueda" y a desarrollar "una diplomacia tranquila".
Con el nuevo Tratado, la alta representante dirige la política exterior y de seguridad común de la Unión. Está por ver si ella tendrá el número de teléfono de la UE al que llamar, como reclamaba con sorna el ex secretario de Estado de EE UU Henry Kissinger. También preside el Consejo de Asuntos Exteriores, es una de los vicepresidentes de la Comisión Europea y es la máxima autoridad del Servicio Exterior de la Unión, que constituirá el futuro cuerpo diplomático europeo.
El desencadenante del acuerdo se produjo unas horas antes, en la reunión previa que mantuvieron los dirigentes socialistas antes de la cumbre en la que pronto se llegó al consenso de proponer a Ashton para dirigir la diplomacia europea. En la reunión fue decisiva la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero y sobre todo la de Gordon Brown, quien reconoció que "las opciones de Blair para la presidencia habían declinado claramente", y acabó por dar su respaldo a la actual comisaria de Comercio. Socialistas y conservadores habían convenido previamente que si la presidencia correspondía a un hombre o mujer del centro-derecha, el alto representante sería para el centro-izquierda. En sus negociaciones, Brown ha logrado también el compromiso de Barroso para que la nueva cartera de la Comisión Europea de Servicios Financieros no esté en manos de Francia Circle Lenses Online.
Con el apoyo claro de los socialistas, Reinfeldt presentó al Consejo el dúo Van Rompuy- Ashton después de haber consultado con Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. Apenas transcurrida una hora de la reunión se llegó al consenso unánime sobre el presidente y poco después la candidata a alta representante obtuvo el mismo grado de consenso.
Van Rompuy, un hombre sumamente discreto, con prestigio de buen componedor, encaja perfectamente para el perfil del puesto de presidente. Sus competencias son las de preparar y presidir los trabajos del Consejo Europeo, esforzarse por facilitar la cohesión y el consenso. Asegura la representación exterior de la UE, sin perjuicio de los poderes atribuidos a la nueva alta representante.