Juan Arias - Río de Janeiro - 08/12/2009
La discusión sobre si la pornografía es cultura está en curso en Brasil nada menos que entre los sesudos senadores de la república. Ha levantado el problema el senador Augusto Botelho, del Partido de los Trabajadores (PT) que es el partido del presidente y ex metalúrgico, Luiz Inácio Lula da Silva.
No se trata de una discusión bizantina, sino enormemente práctica y actual. Se refiere a la decisión de Lula de ofrecer a todos los trabajadores que ganen menos de 1.500 reales (unos 800 euros) un vale cultura de 50 reales (18 euros) para que se lo gasten en algo de carácter cultural. Puede ser para ir al cine, al teatro, a un concierto, comprar un libro, etcétera. ¿Y si se lo quiere gastar en una revista porno?
Ésa es la discusión que han levantado los señores senadores y que ha interesado mucho a las empresas que publican pornografía. "Revistas y periódicos son también material cultural. Y si ustedes lo piensan despacio también la pornografía es cultura" afirmó el senador Botelho que introdujo en la ley que ahora debe ser ratificada por Lula, una enmienda para que los pobres, con la tarjeta cultura que van a recibir, puedan deleitarse con publicaciones de mujeres desnudas.
En millones de pueblos del país no hay librerías, pero sí hay puestos de periódicos y revistas y nunca faltan las pornográficas. En el Ministerio de Cultura se ha llegado a reflexionar sobre qué tipo de periódicos o revistas podrían ser considerados culturales o no, pero se abandonó la idea por la complejidad de definir el concepto de cultura en una publicación.
Según la Asociación Nacional de Editores de Revistas (ANER) sólo un 3% de las más de 4.000 revistas publicadas podrían considerarse no culturales. Para los editores de revistas la lectura de éstas es el primer paso para interesarse por los libros.
El vale cultura deberá ser pagado por las empresas de los trabajadores, menos un 10% que pagaría el trabajador. Los 50 reales para cultura son lo equivalente en España a 18 euros, algo muy significativo para un trabajador brasileño cuyo sueldo base es de 520 reales (200 euros)
Después de la bolsa familia que ayuda a 12 millones de pobres y de la bolsa cultura, Lula ya está pensando en crear la bolsa teléfono para que ningún pobre se quede sin él. De ahí su popularidad que ha llegado, según el último sondeo, a un 83% (y eso al final de su mandato).